La cumbre de Madrid deberá decidir el futuro de la OTAN teniendo en cuenta la Brújula Estratégica europea

Si Rusia atacara a un país de la Unión Europea, por ejemplo, Polonia, previsiblemente el resto acudiría a defenderla. También lo harían todos los miembros de la OTAN. Pero, ¿cómo se mandarían las tropas? ¿Qué tropas? ¿Por qué carreteras o puertos se enviaría el material bélico pesado, como tanques o defensas antiaéreas, que pueden atascarse en puentes o destrozar por peso ciertos asfaltados? ¿Cómo se coordinarían los cazas para sus ataques, o los sistemas de ciberdefensa para defender las infraestructuras críticas?

Para empezar a planificar estas y otras muchas cuestiones de la defensa europea, Bruselas aprobó en marzo un novedoso plan para la UE, llamado Brújula Estratégica. “En él se trata de determinar cómo gestionar nuestras crisis, con qué capacidades contamos para acudir a estas crisis, quiénes son nuestros socios y cómo mejorar nuestra propia resiliencia (defensa de infraestructuras críticas, amenazas híbridas, desinformación…)”, resume Manuel Selas, diplomático y subdirector de Asuntos Internacionales de Seguridad del Ministerio de Exteriores.

Este plan para la defensa de Europa que nace deberá convivir con otro, el de la OTAN, llamado Concepto Estratégico. En estos momentos, decenas de personas de los países miembros de la Alianza y de sus cuarteles generales en Bruselas trabajan para definir el nuevo Concepto Estratégico de Madrid, que se rubricará en la cumbre de la capital española de los próximos 29 y 30 de junio. Será el octavo, y actualizará el vigente, acordado en Lisboa en 2010. 

Y todo esto con la invasión rusa de Ucrania en marcha. Hacer compatibles ambos documentos es una necesidad para los “sherpas” de la cumbre. 

De los 27 países de la Unión Europea solo hay seis que no pertenecen a la OTAN: Austria, Chipre, Irlanda, Malta, Finlandia y Suecia, y estos dos últimos entrarán si Turquía finalmente lo permite. Para los 21 que sí lo son, lo lógico es que el Concepto Estratégico por definir en breve esté en línea con la Brújula Estratégica ya acordada. “Para ellos son dos caras de la misma moneda, algo que no es así para otros como Canadá, Estados Unidos o Turquía”, explica Selas, autor de un análisis comparativo de los dos planes defensivos, la Brújula Estratégica de la UE y el Concepto Estratégico de la Alianza. 

No son documentos muertos. Cada línea que los compone puede implicar cambios sustanciales en las Fuerzas Armadas y acabar absorbiendo miles de millones de los presupuestos nacionales, sobre todo ahora que existe un compromiso casi unánime de aumentar el dinero destinado a Defensa. 

Un ejemplo es el plan de cooperación industrial en defensa europea, conocido como PESCO (Cooperación Permanente Estructurada, en sus siglas en inglés), que sale reforzado en la Brújula. Ya tiene 47 de proyectos militares en marcha. En uno de ellos, liderado por Italia, se impulsa la fabricación de sistemas para derribar drones enemigos. En otro se está creando un vehículo de infantería anfibio. Nuestro país lidera el llamado Milcom, un sistema estratégico de comando y control para operaciones y misiones de la Unión Europea.

Compatibilizar las estrategias 

La Brújula de la UE y el Concepto de la OTAN presentan diferencias sustanciales en algunas partes. La más destacada reside en el tema nuclear. En la Unión Europea ya solo queda un estado con armas nucleares, Francia, con alrededor de 350 cabezas. No está siquiera integrada en el Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN. La Alianza le reconoce un “rol disuasivo” nuclear “propio”, al igual que a Reino Unido, aunque “contribuyen al poder disuasivo y la seguridad de todos los aliados”. 

Por su parte, la Brújula de la Unión Europea excluye referencias a las armas nucleares más allá de los apartados de no proliferación. La OTAN también dice promover el desarme, pero asegura que “mientras haya armas nucleares en el mundo, la OTAN se mantendrá como una Alianza nuclear”. 

Había otro escollo para la consecución de un plan estratégico defensivo europeo: el bloqueo sistemático de Reino Unido. El Brexit ha facilitado el proceso. El primero que intentó desarrollarlo fue el Alto Representante Javier Solana en 2003. Pero entonces reinaba la división entre los países europeos por la invasión de Irak, y fracasó. Retomó el trabajo en 2016 Federica Mogherini, que puso el foco en la “autonomía estratégica” de la Unión, un término controvertido para los países más otanistas dentro de los 27. Hace tres años, Alemania impulsó una propuesta ya con el nombre del plan actual, Brújula Estratégica, con la idea de hacer “operacionales” las propuestas que, hasta entonces, vivían en un plano más teórico que práctico. Ya con Reino Unido fuera, con Josep Borrell como Alto Representante y en medio de la guerra desatada por la invasión rusa de Ucrania, Bruselas aprobó en marzo de este año este “ambicioso plan de acción para reforzar la política de seguridad y defensa de la UE de aquí a 2030”.

Entre otras cosas, se creará algo que algunos quieren ver como un “embrión” de ejército europeo: el compromiso de tener totalmente listo para dentro de tres años un batallón militar con hasta 5.000 soldados de todos los países para intervenir en distintos tipos de crisis, definidos y acordados a priori. Una Capacidad de Despliegue Rápido que podría haberse usado, por ejemplo, para la atropellada evacuación de Afganistán de 2021.

Con la Brújula se va a poner el foco en la adquisición de armamento de última generación. En realidad, ya hay muchos programas de desarrollo de “capacidades” militares en marcha. El más emblemático es el FCAS, el proyecto de avión de combate europeo para el que España ha destinado 2.500 millones de euros hasta 2027, o el dron europeo EuroMALE, con 1.900 millones españoles hasta 2035. 

La Brújula prevé reforzar el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, el mecanismo que ha permitido recaudar entre los socios hasta 2.000 millones de euros para armar a Ucrania en su lucha contra Rusia. 

Además, de aquí al año que viene se quiere alcanzar un acuerdo sobre un concepto militar para las operaciones de seguridad aérea, incluidas las actividades de apoyo aéreo, rescate y evacuación, vigilancia y socorro en caso de catástrofe. También se van a estudiar operaciones de presencia marítima coordinada antes de que acabe este año.

Se harán ejercicios militares periódicos y se reforzarán las misiones civiles y militares ya desde 2023. El objetivo, dice el plan, es “reforzar aún más nuestra asistencia mutua en caso de agresión armada, de conformidad con el artículo 42, apartado 7, del Tratado de la Unión Europea”. Estos ejercicios incluirán ejercicios periódicos de ciberseguridad antes de que termine este año.

El encaje de la Brújula con el Concepto

Con la Brújula, catalizada por la primera guerra a gran escala en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial, Europa emprende el camino de la militarización y una cierta “autonomía estratégica” respecto de Estados Unidos. 

Entonces, ¿cómo encaja con la OTAN? “Lo que hay que tratar es de hacer compatibles los compromisos de la Brújula Estratégica con los del Concepto Estratégico de Madrid”, explica Selas. “No puedes ser esquizofrénico y tener dos sistemas de defensa distintos. Eso se ha ido haciendo con las declaraciones conjuntas entre UE y OTAN de 2016, 2018… y la coordinación del trabajo del Servicio Europeo de Acción Exterior europeo y el del secretariado internacional de la OTAN”. Ambos tienen sede en Bruselas y llevan meses trabajando en el Concepto Estratégico que saldrá de la cumbre de Madrid. 

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Si la Brújula Europea es un plan nuevo y por probar, el Concepto Estratégico de Madrid será uno más, el octavo de los 70 años de historia de la Alianza Atlántica. El último, el de Lisboa de 2010, no mencionaba a China, por ejemplo. Este sí lo hará. Y muy probablemente será revisado para incluir la vuelta al pasado que ha supuesto la invasión rusa de Ucrania con tanques, artillería y -en contra de lo esperado- poca ciberguerra. 

La OTAN cambió de lleno tras el 11 de septiembre, hasta el punto de que invadió un país, Afganistán. Lo hizo con una misión, “Apoyo Resuelto”, que ha durado casi dos décadas, desde 2002. Aquello se vio reflejado en los Conceptos Estratégicos sucesivos. Ahora lo que se reflejará será la guerra lanzada por Putin en Europa. El próximo concepto, el Concepto Estratégico de Madrid, se conocerá el próximo 30 de junio, en el cierre de la cumbre.

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